El deseo de Ángel
Nos coordinamos cuidadosamente con la familia para avisarles que los paquetes con su deseo estaban en camino y pedirles que los guardaran hasta el momento adecuado. También acordamos el día en que haríamos la entrega presencial. Hablamos con la mamá y decidimos que le diríamos a Angelito que iríamos a contratarlo para tocar en un evento especial. El día señalado, partimos de la CDMX a las 9 a.m., rumbo a Villa Guerrero. Al llegar, encontramos a Angelito tocando su música, y le comentamos que queríamos contratarlo para un evento. Aunque aún está aprendiendo, pone todo su corazón en cada nota. Antes de la entrega del deseo, realizamos una actividad especial con Angelito y sus primos: decorar el pastel que le llevamos, añadiendo chocolate y chispas con gran entusiasmo. Mientras preparábamos su deseo, le pedimos a su abuelita que lo llevara a dar un paseo. Angelito, contento y sin sospechar nada, se fue con ella. Cuando llegó el momento, lo encontramos en el camino y le entregamos el Osito de los deseos, pidiéndole que le pusiera un nombre para que el osito pudiera tener magia. Con los ojos cerrados, lo guiamos de regreso y, al abrirlos frente a su deseo—una nueva batería—quedó mudo de la emoción. No podía creerlo. Automáticamente, se puso a cantar y tocar la batería, creando un momento inolvidable. Su sonrisa y su mirada llena de esperanza reflejaron el impacto profundo de su deseo. Toda su familia estaba con lágrimas de felicidad en los ojos. Finalmente, le pedimos que compartiera algunos de los regalos con su primito, ya que ambos tienen edades similares. Angelito estaba lleno de alegría y emoción con sus nuevas cosas.
